Día Europeo de la Logopedia
Hoy, 6 de Marzo, es el Día Europeo de la Logopedia.
En primer lugar quiero felicitar a todas mis compañeras y compañeros logopedas en nuestro Día. Es nuestro día, disfrutémoslo.
Pedro, Ana, José, Alfonso, Carmen, Marta parecen nombres aislados pero tienen algo en común. Un día despertaron en un hospital y, desde ese momento, su laringe les enviaba ciertas sensaciones negativas durante todo el día. Tener la sensación de ahogarse ante cada cúmulo de saliva o desconocer porque no eres capaz de deglutir un trago de agua son situaciones que hasta que uno no las vive no sabe hasta que punto es de importante un control adecuado de la deglución por parte de su cerebro.
Disfagia, les dijeron. Por si había dudas se lo escribieron en el informe. Se les olvidó explicarles la enorme extensión de ese término a la vida real y su participación en la misma. La sociedad les devolvió a su casa. Les habían salvado la vida pero esa vida estaba lejos de ser la que se imaginaban encontrar.
Gestos tan agradables como buscar en una carta de un bar, servir agua al restos de comensales o, simplemente, volver a comer su plato favorito el día de su cumpleaños desaparecieron de sus vidas. Lo que inicialmente “solo” era descrito como una “incapacidad para deglutir el bolo alimenticio” era una incapacidad total para volver a recuperar un rol dentro de sus vidas. Tragar no es lo mismo que Comer.
No me cansaré de decirlo.Permítanme mi gente que hoy agrande la definición de nuestras competencias en disfagia. El logopeda es el profesional encargado de facilitar la participación de la persona que padece disfagia en su vida. Cada persona es el protagonista de su vida y tenemos las herramientas suficientes para poder lograr que una persona vuelva a disfrutar en el arte de comer.
Comer es un placer
No solo hemos vaanzado en técnicas activas donde el paciente recupera la movilidad de sus estructuras orofaciales. A día de hoy, el logopeda es capaz de elaborar un perfecto análisis del alimento para calibrar unas pautas personalizadas de manejo seguro del alimento así como de buscar estrategias que faciliten a la persona la elaboración de platos adaptados, creativos y Palatables (esta la pongo con mayúscula).
Nunca dejemos de sentir empatía por aquella persona que, de pronto, una día vió que su respiración se entreorta cada vez que tiene que tragar y que, además, fue desplazado de muchas actividades de la vida diaria por el hecho de necesitar pautas diferentes a las establecidas.
Hoy gritemos alto: “Luchemos por la participación de la persona con disfagia en su vida. Ayúdémosle a COMERSE el mundo”.
Bendita mi suerte de ser logopeda.