Javier Tirapu y Hablemos de Neurociencia
Javier Tirapu, en una entrevista que llevo acabo el blog Hablemos de Neurociencia, en Noviembre de 2016, intentaba definir el cerebro a través de la siguiente frase: “El cerebro es un sistema emergente de alta complejidad cuya finalidad principal es permitirnos actuar de forma flexible en entornos cambiantes, basándose en la predicción para asegurar nuestra adaptación, nuestra supervivencia y la calidad de dicha supervivencia”.
Nuestro genial y maravilloso Ramon y Cajal nos regalaba otra frase que es interesante tener apuntada en algún lugar visible: “Es preciso sacudir enérgicamente el bosque de las neuronas cerebrales adormecidas; es menester hacerlas vibrar con la emoción de lo nuevo e infundirles nobles y elevadas inquietudes.”
Más lejos a nivel cronológico queda la frase de Plutarco, la cual tampoco hay que obviar: “el cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender“.
En la literatura
Tras varias búsquedas por las redes localicé que una de mis frases preferidas la había formulado Benjamin Franklin, la cual también se puede anexionar a la entidad cerebral: “dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo“.
Todas y cada una de ellas intentar referirse a una entidad maravillosa: el cerebro. Hace poco me decía una persona que cada vez se sabe menos del cerebro. Yo no lo veo así. Creo que cada vez sabemos más y tenemos más herramientas para seguir cortando los arbustos que nos impiden ver toda la inmensidad.
Cuando avanzamos en el camino nos encontramos todo un paraje aún más desconocido pero que da sentido al camino recorrido. Así de maravilloso es el cerebro. Vamos encontrando explicaciones, nos vamos encontrando con mejores formas de tratarlo.
Sobre todo, vamos descubriendo que las experiencias de cada persona y sus vivencias son fundamentales para su funcionamiento. Experiencias de todo tipo, desde culturales y cognitivas hasta sociales. todo cuenta y todo tiene un lugar en el enorme y complejo funcionamiento del cerebro.
El cerebro una puerta con múltiples posibilidades
Precisamente hoy encontré a mi hija con uno de sus juguetes que me daba algunas claves para entender algunas cosas y se me ocurrió una pequeña metáfora que quería compartir con ustedes. El juguete de mi hija, como verán en la foto, es una caja de madera con forma de casa con muchas puertas. Cada puerta tiene una forma y color distinto y, además, tiene una manera de abrir distinta. Ella me intentaba explicar que como es posible que todas las formas de entrada se llamaran “cerradura” y ninguna fuera igual. Cada puerta necesitaba una llave o una maniobra de apertura determinada. Si utilizábamos la llave inadecuada no podríamos abrirla. Se necesitaba paciencia e insistir para poder abrir la puerta. Todas bajo un mismo concepto (“cerradura”) pero con necesidades y prácticas distintas según su forma y disposición.
El tratamiento
Muchas veces en el tratamiento de los problemas derivados de patología neurológicas me he sentido un poco así. Tenemos técnicas (llaves) y cada día se conocen más pero no todas funcionan del mismo modo aunque son necesarias.
Cada persona, en base a sus necesidades y modo de vida necesitará la aplicación de una misma técnica de un modo distinto (la puerta necesita una llave pero hay que ver cuál). Es importante hacer un análisis individualizado de cada persona, conocerla bien, para saber de qué manera hay que hacer el abordaje (hay que fijarse bien en la cerradura para ver que modo de apertura exige).
Hay veces que nos empeñamos en usar un tipo de abordaje con una persona que no termina de funcionar y pensamos que la persona llegó a su límite o no nos transmite colaboración (si me empeño en usar una llave para una cerradura que exige un cierre incorporado de cadena nunca conseguiré abrirla).
Por mucho entrenamiento que tenga un tipo de afectación tendré que seguir haciendo ese análisis personalizado en cada persona (por muchas puertas que haya abierto con una llave no quiere decir que pueda abrir puertas que impliquen otro mecanismo).