Siempre me gusta apoyar mis reflexiones en experiencias de la vida diaria.
Ahí va la de hoy.
Por la mañana, estaba mi hijo jugando al lado de unas plantas. Concretamente, estaba al lado de una planta de albahaca. Casualmente, al lado de esta planta habia una horquilla para el pelo. Un poco más alejado de ese escenario habia un bote con más horquillas. También había otras plantas pero mi hijo decidió atender a la albahaca.
La cosa sucede así. Mi hijo se ve atraído por la horquilla del pelo que es de unos colores llamativos y la deja en su mano. De repente, le da por arrancar una hoja de albahaca. Os podeis imaginar el olor que comenzó a generarse en ese momento. Mi hijo se lleva la mano a la nariz para disfrutar del aroma de la albahaca. En su mano está la horquilla. Se queda un buen rato disfrutando del olor. Al rato, deja la horquilla donde estaba y se va al bote donde están las demás y se dedica a olerlas una por una. Le veo extrañado ya que no localiza el olor que busca. Deja las horquillas y se va a otra cosa. Yo observo la escena y no puedo evitar que venga a mi cabeza estas dos sensacionales entradas de blog que leí anoche (mi razonamiento parte de estas lecturas; os invito a que sigáis ambos blogs):
Entrada Dysphagia ramblings: mats and dysphagia
Entrada Feesible Swallow Solutions: Fighting dysphagia with an unlikely weapon: Math (Part 2)
No puedo evitar relacionar aquello que ha pasado con muchas de las sensaciones que tengo cuando analizo a alguna persona con disfagia y estudio sus factores de aspiración. El fantasma de la Neumonía me llena de nuevo.
Ocurre que, cuando estudiamos a la persona con disfagia, analizamos un factor único que es su capacidad para tragar y, de ahí, sacamos conclusiones donde no siempre tenemos en cuenta otros factores. Al final nos acostumbramos a hacer inferencias: el paciente aspira liquidos, luego hará una neumonía aspirativa y eso puede hacer que no nos estemos fijando en el punto correcto.
Nos puede pasar como a mi hijo. Me huelo la mano en la que hay una horquilla, ergo todas las horquillas huelen a albahaca. Su falta de conocimiento (por su edad) de determinadas situaciones le limita para hacer una correcta inferencia.
Lo mismo nos suele pasar con la persona con disfagia solo atendemos a su capacidad para tragar sin ver otros muchos factores de forma global (sabéis eso de que el que tiene un martillo solo ve clavos?). Seria importante darse cuenta que la persona traga gracias a la relación de muchos sistemas. La persona tiene una edad determinada, multitud de condiciones, unas características cardiovasculares, una morfología específica, un historial determinado… Si solo me quedo con el hecho de que la persona aspira y que eso acabara en una Neumonía es posible que no esté ofreciendo las soluciones adecuadas. Por ej., el paciente aspira y, además, pertenece a determinados grupos de riesgo no debería tener las mismas propuestas de tratamiento que una persona que aspira pero cuyo sistema cardiorrespiratorio es competente y no pertenece a población de riesgo.
A la persona con disfagia le ofrecemos, per se, unas soluciones que muchas veces favorecen su desnutrición/deshidratación y se genera un factor de riesgo importante a los que ya tiene (y más graves). Siempre digo que a la persona con disfagia le sobran prohibiciones y le faltan soluciones eficaces.
Creo que tenemos que ser mas reflexivos y ver no solo el árbol, sino el bosque. A la persona con disfagia hay que analizar teniendo en cuenta factores que van más allá de su deglución. trabajemos la disfagia de forma global, en equipo y teniendo en cuenta otras muchas variables.
No me cansaré de decir que comer es algo más que tragar.
Si te apetece comentar algo acerca de este tema, no dudes en escribirme a logocerebral@gmail.com