De acuerdo con Patricia Farias (extraído a su vez de Behlau, 2001), «la fonación es una función neurofisiológica innata que se desenvuelve a lo largo de la vida según condiciones anatomofuncionales y aspectos emocionales del individuo» (2016, p.3).
Desde que nacemos tenemos diversas formas de conexión con nuestro entorno. Cada uno de esos nexos supone un lazo de un material único que nos permite significarnos como persona. El movimiento, nuestros alimentos, las vivencias, los objetos y las personas que nos rodean y otros tantos hilos nos mantienen adheridos a la vida y nos permiten participar en la misma de forma independiente, siendo únicos. La voz supondría otro nexo de unión con la vida.
A la hora de hablar, «nuestras palabras son enfatizadas y se producen con una variación frecuente en la entonación en función a lo que se quiere comunicar»…»El lenguaje se enriquece por un componente denominado prosodia….la cual tendrá un impacto directo en la compresión y expresión de la intenciones comunicativas» (p, 339; Huamaní, 2016).
En cada momento de relación con el entorno vamos generando una forma de enfatizar nuestras expresiones orales que nos hacen únicos y, ahí, nace nuestra voz. Esa voz nos acompañará siempre y no solo hará que se nos reconozca como personas sino que, además, dará pistas al interlocutor acerca de lo que queremos transmitir. ¿Cuántas veces la persona que tienes enfrente se ha comunicado a través de la voz más que de por sus propias palabras?. De acuerdo con algunos autores, un 38% de los elementos de comunicación personales pertenecerían a la entonación (Díaz, Campo, 2014). Las inflexiones de voz con las que acompañamos a nuestras palabras son, por tanto, fundamentales.
Hagamos el ejercicio de seleccionar una palabra o sintagma habituales («hola», qué tal», «cómo estás»,…). Cada uno de ellos podríamos pronunciarlos con una entonación distinta y en cada caso estaríamos comunicando algo diferente, a pesar de usar la misma palabra.
Por circunstancias diversas, pudiera ser que nuestra voz pueda verse gravemente afectada hasta el punto de perderla. No es algo tan infrecuente. Personas afectadas por procesos oncológicos de cabeza y cuello, procesos neurodegenerativos o por otras causas, pueden verse privados de sus voz de forma irreversible. ¿Crees que tu voz es importante entonces?. En un articulo de 2016 hablan de un registro a pacientes con ELA donde algunos de ellos debatían acerca de si el hecho de perder su voz era tan traumático como para plantearse morir antes de eso. Piénsalo.
La solución en la mayoría de los casos es comenzar a utilizar vías de comunicación alternativas (o aumentativas) a las habituales. En estos casos, se le propone a la persona hacer uso de un Sistema de Comunicación Alternativo y/o Aumentativo. Este sistema es un material analógico o software informatizado que le permite comunicar conceptos en diversas situaciones. De los métodos más analógicos que se utilizaban hace décadas a los métodos basados en últimas tecnologías ha llovido mucho. La ciencia ha querido que, a día de hoy, una personas tengan las máximas oportunidades de recuperar una voz lo más «normalizada» posible.
Si tenemos en cuenta que la comunicación no es un hecho unidireccional entre receptor y emisor (olvidemos ya ese obsoleto cuadro de flechas con una única dirección entre emisor y receptor), podemos tener en cuenta que la comunicación es un acto donde todos los interlocutores que participan son activos en todo moemento. El que habla escucha a la vez y viceversa. Es por ello que cualquier Sistema de Comunicación que propongamos a una persona debe tener en cuenta al interlocutor con el que será utilizado. Sistemas más analógicos dificultaban bastante la participación del interlocutor, el cual, finalmente, optaba por sustituir o adelantarse a la comunicación, limitando la capacidad de espontaneidad al acto y disminuyendo las oportunidades de comunicación.
Además, el problema de muchos de los sistemas de comunicación anteriormente descritos es que se encuentran demasiado externalizados de la persona. Me explico. La persona, de pronto, recibe un sistema que le permite comunicarse en situaciones cerradas pero que, no siempre, le permiten comunicar sensaciones o sentimientos en situaciones más abiertas. Digamos que el sistema de comunicación no siempre atendía a la individualidad de la persona y es algo «externo» a él o ella. A eso me refería con externalización. Las Prácticas Centradas en la Persona (PCP) han permitido buscar estrategias que tengan en cuenta aspectos individuales a la hora de comunicarse y facilitar que persona y sistema de comunicación sean uno solo. La persona necesita contar con un sistema de comunicación abierto y personalizado que tengan en cuenta sus barreras y facilitadores para que puede obtener el mayor número de oportunidades de comunicación. No es viable y funcional contar con un mismo sistema de comunicación para todos los individuos dado que somos diversos y diferentes en nuestras vidas.
Por tanto, la ciencia tenía todo un reto para dar respuesta a todos estos problemas. Las Nuevas Tecnologías han permitido eliminar algunas de las barreras que las personas encontraban al usar sistemas de comunicación alternativos. Uno de los mayores avances lo vivimos en estos días, cuando ya existe la posibilidad de que un sistema de comunicación alternativo sea elaborado con la propia voz de la persona o, al menos, eliminar una entonación monótona o robotizada.
¿De donde viene ésto?. Pues esto se viene gestando hace años. Os cuento.
En este enlace podréis acceder a la historia de un japonés que pudo volver a recuperar su práctica laboral tras ser diagnosticado de ELA. En este caso, se creo un software especializado para que su comunicador pudiera transmitir los mensajes que este señor creaba con su propia voz. Este software no es el único ya que similares ideas se han usado para casos de pérdida de voz por procesos de cáncer laríngeo, como se puede ver en este enlace. ¿De donde vienen estas ideas?. En el enlace que colgaba anteriormente se indica que fue en 2007 cuando surge la primera iniciativa por una persona que perdía su voz por un cáncer laríngeo. Tras 8-9 años de trabajo surgen algunas propuestas en Japón como el software Voistar. De este Software encontrareis información en el siguiente articulo, escrito por Kawahara (2016).
No ha tardado en llegar esa tecnología a nuestro país. En estos momentos contamos con la iniciativa AhoLab, la cuál os invito a conocer, creada por la Universidad del País Vasco. Este proyecto sigue la senda japonesa que os contaba anteriormente y permite añadir al sintetizador de voz una prosodia humana. En algunos casos será viable incluir la propia voz de la persona que lo vaya a usar (en casos de enfermedades neurodegenerativas la propia persona puede dejar grabada su voz o antes de someterse a cirugías donde se sabe que durante un tiempo no podrá hablar), en otros casos (bien porque pierda la voz de forma súbita, bien porque el avance de la enfermedad no le permite grabar su voz (recordemos que no se trata de grabar una única frase y ello puede ser costoso para determinados perfiles) gracias a campañas como #DonaTuVoz. Esta campaña fue iniciada en Twitter para que la gente conociera el proyecto y pudiera Donar su voz a los usuarios de este software. Aunque la gente se empeñe en decir lo contrario, el ser humano, cuando quiere, es maravilloso.
Mi vena de Logopeda me obliga a añadir que no debemos olvidar que detrás de software de este tipo hay un enorme trabajo del que no se suele hablar.Implementar una herramienta de comunicación en la vida de una persona no se hace un momento. No se trata de que la persona descargue una App en su móvil y comience a usarla. Existe todo un plan terapéutico detrás de la implementación de este tipo de herramientas que implica a todo un equipo multidisciplinar para que sea un éxito. Ese plan conlleva unas acciones que van desde la detección de barreras y facilitadores de la comunicación que rodean a la persona en su vida diaria, hasta la elaboración de un sistema basado en un lenguaje significativo adaptado a su capacidad cognitiva. Existe todo un trabajo precioso en el uso de estas herramientas. Tampoco pensemos que existe un único tipo de usuario con una patología en particular para su uso. Existen diversos perfiles de personas con problemas de comunicación, reversible o irreversible, que se pueden beneficiar de estos programas.