Corría el año 2014 cuando me adentré en una (de tantas) formaciones que me cambiaría la vida profesional (y la otra también). Comenzaba mi periplo como alumno en los Temas Esenciales de Basale Stimulation.
Nadie me avisó que la duración de esa formación se iba a extender por encima de lo establecido inicialmente. Ya acabé los cursos Básico y de Profundización y aún sigo estudiando cada uno de las lecciones que en ambos módulos me regalaron.
Bien arrugados quedan ya los apuntes de tantas y tantas consultas y reflexiones en las que me han acompañado. En ellos se pueden leer a todo color frases ofrecidas por la genial Anna Esclusa como “Yo no decido el camino de nadie, cada persona elige su camino”.
Desde entonces, tengo muy en cuenta cada uno de los 10 temas esenciales que en su día propusieron Frohlich y Bienstein.
Trabajamos con personas que han sufrido (y sufren). Nos eligen como acompañantes en su camino y nos regalan una parte de su vida para que les aconsejemos y les digamos que pueden hacer para poder volver a ser los protagonistas de esa misma vida.
Durante mi diplomatura universitaria y posterior especialización no me enseñaron a enfrentarme a todas las situaciones con las que me encuentro en mi práctica profesional. Hubiese sido imposible que me preparan para ello dada la heterogeneidad de nuestras intervenciones y la magnitud de problemas que podemos encontrar en el camino.
Jamás estaremos lo suficientemente preparados para pasar por alto muchas de las sensaciones que nos surgen en nuestro día a día. Esto de la terapia se basa en personas. Esto de la terapia, muchas veces, se basa en emociones. Emociones que nos llevan a un lugar o a otro. Emociones que hacen que las tareas que proponemos cobren vida y se hagan reales, en la propia vida de la persona y que, ésta, comience a creer en si misma de nuevo.
Debemos tener la mente abierta al entendimiento de nuestra función y del porqué estamos en ese momento con esa persona. Personas mágicas con grandes capacidades (Concapacitadas)
Detrás de cada técnica que aplicamos con rigor, saber hacer y razonamiento clínico está la persona que la realiza y, esa persona, tiene unos objetivos, unas necesidades y motivaciones. Puede que su vida haya cambiado. Puede que sus motivaciones sean distintas. Puede que estemos focalizándonos en algo que, en ese momento, no es relevante y que tengamos que ver más allá y aplicar toda la ciencia que sabemos para poder llevarle a donde quiere. Una vez en el siguiente escalón seguramente la necesidad sea distinta y haya que replantear cosas que en el pasado no funcionaron y haya que buscar estrategias desconocidas.
Así es la terapia. Un camino serpenteante con diferentes obstáculos donde hemos de aplicar aquello que sabemos en distintos escenarios creando así nuestra experiencia.
Un trabajo maravilloso lleno de personas magnificas.
Muchas veces discutimos entre profesionales para ver que técnicas son las más idóneas. Defendemos hasta el infinito aquello que consideramos que es mejor para las personas que tratamos. Detrás de cada una de esas discusiones se esconden personas orgullosas de su trabajo y es maravilloso vivirlo desde dentro. Personas que les motiva lo que hacen y sacrifican su tiempo para poder ayudar al máximo número de personas posibles. Lo más maravilloso es que de cada una de esas discusiones salen nuevas propuestas, nuevas trayectorias que, en unos años, pudieran suponer nuevas ayudas para todo aquel que lo necesite en ese momento.