Me uno a la iniciativa creada por el Colegio de Logopedas de Galicia #logopedasdelfuturo
¿Cómo vemos la logopedia dentro de 20 años?… Pues os contaré una historia que tal vez un día ocurra…
“24 de Febrero de 2039…
Querido diario,
hoy ha sido un día maravilloso. Llevo como logopeda ya 34 años y sigo enamorado de mi práctica profesional como el primer día.
Como cada mañana, me he dirigido al hospital para trabajar. Después de fichar en el confirmador ocular he entrado en la Planta de Hospitalización de Neurorehabilitación para ver qué tal iba todo. En mi tarjeta personal se comenzó a iluminar una luz roja con el número de habitación donde debía dirigirme. La mañana empezaba con acción, como siempre. Al parece había ingresado en planta una persona que, tras sufrir un evento cardiovascular, existía la sospecha de padecer disfagia. Rápidamente fui a presentarme y le pedí que me acompañara a la Unidad Funcional de Estudio de la Deglución. Allí estaban mis compañeros. Como siempre, actuamos de forma coordinada para poder establecer un protocolo de actuación. La persona volvía a su habitación con una pautas claras a la pocas horas de ingresar en nuestro hospital, como siempre también. Rápidamente comenzaría su proceso de rehabilitación intensiva para volver lo antes posible y la Unidad de Texturización de Alimentos tenía las órdenes pertinentes para poder producir, a través de la cocina 4D (menos mal que se inventó la posibilidad de añadir olfato orto y retronasal a las texturizaciones y se mejoró la técnica 3D), los alimentos que iban a permitir la nutrición segura de este paciente en base a sus preferencias alimentarias (un rico desayuno de combinado de texturas de cafe, tostada con tomate y fruta le esperaba en breve).
Aún no me había sentado cuando recibí la llamada de otro compañero que quería comentar conmigo un caso muy interesante. Al parecer existía la interconsulta de otro departamento acerca de una persona cuya tendencia a procesar el alimento de forma inadecuada no entraba dentro de la normalidad. Se trataba de una anomalía genética que ponía en riesgo su nutrición. Era fascinante. Es una suerte que años atrás se hubiera creado el Dysphagia Big Data, una herramienta de consulta mundial donde todos los terapeutas de la deglución podíamos consultar y correlacionar casos y síntomas para conocer la mejor evidencia en nuestras intervenciones. Rápidamente contactamos con unos compañeros en Toronto y nos pusimos al día en cuanto a ese caso particular. En poco tiempo teníamos un plan de intervención.
Puesto que éramos bastantes logopedas en la planta, me acerqué a la parte de ingresados. Una persona que padecía afasia había salido de la UCI y aún presentaba problemas para comunicarse. Fue enriquecedor poder evaluar y planificar lo que sería su tratamiento intensivo de 3 horas diarias de Logopedia durante las dos próximas semanas. Gracias a la instalación de Resonancia Magnética Dinámica en la planta podíamos ir verificando como cambiaban las redes funcionales de su cerebro de manera diaria y replanificar su tratamiento. Había salido hacía poco varios fármacos que se complementaban a la perfección con este tratamiento y tenía muchas esperanzas en mi tratamiento. El tiempo de reunión con familias diario ayudaba también a saber sobre la implementación de esas mejoras en la vida diaria. En su habitación ya estaba listo el Brain Computer Interface portátil para poder usar mecanismos cerebrales como forma de comunicación y permitirle conversar con sus familiares lo antes posible. una vez acabara su tratamiento con nosotros pasaría a la Unidad de Logopedia Domiciliaria donde se prepararía la vuelta y reinserción a su vida en casa.
Por último contesté a mensajes que había en el foro de mensajería del Grupo Europeo de Logopedas donde se compartían una revisión sistemática de intervenciones en Disfagia gracia a un estudio que habíamos hecho entre 45 hospitales con una “n” de 2500 pacientes donde se dejaba demostrado un protocolo de intervención que nos permitía actuar de forma más eficaz.
Tras concluir mis intervenciones, me senté en mi silla unos minutos y cerré los ojos. Era maravilloso el aumento en la calidad y cantidad de vida que se había dado a la persona con problemas neurológicos. Era enriquecedor ver como la implantación del logopeda en los hospitales había reducido el tiempo de estancia de los pacientes en el hospital. Se había logrado que las personas volvieran a casa con un nivel de participación mas que óptimo en su vida diaria.
Haber creado esos grupos de trabajo en redes sociales, los estudios conjuntos, la facilidad para compartir datos y el trabajo en equipo habían dado sus frutos.
Fue duro, pero valió la pena…”
Dicen que soñar es gratis y que el esfuerzo tiene un precio. De todos nosotros depende nuestro futuro. Podemos elegir el camino fácil y soñar, o luchar, aunque sea complejo, y alcanzar ese futuro que tantos anhelamos….