Os propongo una reflexión, a modo futurista, de como la crisis actual podrá tener un impacto en nuestras prácticas logopédicas. Dejar claro que esto es solo una opinión y que para nada pretende generar debates especificos. tan solo opinar, y reflexionar, que sabeis que me encanta.
Ahí va mi historieta…
La Logopedia, como cualquier área de conocimiento, se ve influenciada, de forma directa e indirecta, por diversas variables que la rodean. Podríamos decir, a grosso modo, que existen variables internas y externas.
Podríamos definir las internas como aquellas circunstancias que surgen en el «epicentro» de la Logopedia y que la van definiendo a través de las piezas que la componen. Por ejemplo, grupos de trabajo, estudios, publicaciones, compartir experiencias entre profesionales, propuestas de ideas, transformaciones de tratamiento pueden suponer cambios a corto y largo plazo en la profesión e ir definiendo sus propias competencias y mejorando sus protocolos de intervención.
En cambio, existen un conjunto de variables externas, constituidas por agentes que no pertenecen en sí al mundo de la Logopedia. Éstos no han de ser tan solo profesionales de áreas afines, qué también, sino circunstancias o momentos que influyen de un modo inmediato y a largo plazo y que también transforman nuestras prácticas sin darnos cuenta. Seguramente no lo pensemos mucho pero aspectos como las corrientes políticas influyen en nuestra toma de decisiones más de lo que pensamos. Circunstancias históricas como la crisis vivida en 2009 también tuvo una repercusión en nuestra forma de trabajar. La revolución de la robótica en el sector industrial ha influido en la aparición de nuevos métodos de intervención. Otro ejemplo es la revolución en el mundo del marketing y trabajo por objetivos en las grandes empresas en 1960 que acabó suponiendo una forma de trabajo en el mundo de la neurorehabilitación gracias a la creación de los objetivos SMART.
Pues queramos o no, la situación actual con el Coronavirus tendrán una influencia en nuestra profesión como variable externa. ¿En qué puede influirnos?. En mucho. De pronto, un virus al que no dábamos importancia ha irrumpido en nuestras vidas y centros de trabajo y ha trasformado totalmente nuestra forma de trabajar. Es absurdo pensar que desaparecido el virus la vida vuelve a las rutinas anteriores. Es fácil que esa influencia en la toma de decisiones se mantenga de un modo inconsciente. Esas rutinas pueden ser las siguientes:
Hábitos de higiene
Este aspecto se tiene claro como norma pero es cierto que la rutina diaria con determinadas intervenciones puede hacer que se baje la guardia en exceso y que se obvien determinados protocolos que no deberíamos olvidar. No es raro que, a partir de ahora, alguna pared de nuestra consulta esté adornada por alguna infografía acerca de los pasos que hay que dar de inicio a fin en la terapia para mantener un entorno aséptico (por ej. el Colegio de Fisioterapeutas publicó una muy buena). Alguna sala de espera angosta puede comenzar a contar con nuevas medidas ya que, tal vez, no habiamos dado importancia al hecho de que varias personas permanezcan en la misma mucho tiempo y eso afecte al entorno.
No se si esto dará píe para que se exija que una asignatura de Salud Pública sea obligatoria en los planes de estudios de Logopedia (desconozco si ya lo es, al menos cuando yo estudié no lo era y te la tenías que buscar en libre configuración).
Tal vez se nos haya grabado a fuego, de nuevo, esa forma de actuar.
Uso de nuevas tecnologías
Las nuevas tecnologías ya no acompañan desde hace tiempo y la telerehabilitación no es un concepto nuevo pero, en muchos casos, no se cuentan con plataformas protocolizadas por defecto para implementar sesiones de trabajo online en determinados casos que cuenten co herramientas para poder controlar variables del entorno (no me refiero precisamente a Skype). Tal vez esta situación vivida haya encendido más de una bombilla y en estos momentos muchas mentes estén echando humo creando nuevas soluciones para que en unos años un logopeda abra un negocio y, automáticamente, tenga un software especifico para solventar y cubrir ésto. En ese momento será normal y estará automatizado pero, tal vez, esta situación actual haya sido un impulsor de ello.
Algoritmos en el abordaje de perfiles de pacientes
Silvia Jury dice la bonita frase de «los caminos de la Logopedia son insospechados«. Alguien con su enorme experiencia ha podido vivenciar que nuestra profesión es capaz de atender a muchas problemáticas sanitarias y eso hace que abordemos diversos perfiles de paciente. En estos días de combate con el CoronaVirus se ha visto la importancia de incluir en nuestra toma de decisiones mentales de un modo especifico patologias y factores de riesgo que deberían tenerse en cuenta habitualmente en nuestra práctica habitual. Determinados perfiles de paciente deben estar sujetos a algoritmos de intervención específicos. Nuestros algoritmos de intervención van modificándose para poder perfeccionarse y estoy seguro que esta situación también ha permitido que muchos sean incluidos en nuestra toma de decisiones de un modo más automatizado.
Consentimientos informados
Si bien es cierto que durante esta crisis no se habrá dado la situación de ofrecer consentimientos específicos a nuestros pacientes, si es cierto que hemos tenido que tener costumbre de revisar de forma diaria evidencias y normativas emergentes y actualizadas para poder aconsejar y dirigir nuestras prácticas. Incluso, desde los organismos y colegios profesionales, se han actualizado dichas formas a la par que nos hemos acostumbrado a dirigir preguntas especificas a nuestros asesores en aras de mejorar nuestras prácticas. Esa forma de actuar quedará grabada a fuego y ello facilitará la emergencia de nuevas rutinas de comunicación. El debate acerca dela necesidad de protocolos específicos para la puesta en marcha de prácticas como la electroterapia, introducción de alimentos en personas con disfagia, introducción de sistemas de comunicación o contratos terapéuticos pueden acabar siendo documentos con los que un profesional cuente de manera oficial y que no tenga que andar elaborando por su cuenta. Tal vez en unos años nos acordemos de esta crisis y de las que vengan y sepamos con algo de la llama se prendió estos días.
Colaboración interprofesional
Es una mala práctica que muchos sectores de la Logopedia favorezca la idea de que los logopedas estamos en desunión. Durante estos días, al menos lo que he podido vivir en grupos de Whatsapp o Telegram u otras redes sociales ha sido una versión muy positiva de esta idea. Compañeros de profesión, unidos por un bien común, hemos compartido información sin miedo y nos hemos asesorado para actuar del mejor modo posible. Esos lazos no se destruyen y, si bien es cierto que en el futuro es posible que la gente siga siendo reticente a compartir aspectos específicos de su terapéutica diaria, no me queda la menor duda de que siempre habrá una base de colaboración para los aspectos verdaderamente urgentes.
Mentalidad sanitaria
El hecho de haber comenzar a cancelar sesiones de tratamiento y acabar cerrando centros en aras de facilitar la puesta en práctica de las medidas impuestas por el Ministerio, teniendo en cuenta que al no haber una obligación implicita todo e mundo es conocer del riesgo que eso extraña para la economía de los negocios, me hace sentirme orgullo de mis compañera. Considero que es de mentalidad sanitaria entender que en esta crisis el riesgo va más allá del contagio de uno mismo y que debemos informar de un modo adecuado a nuestros pacientes para que no se pongan en riesgo, ni ellos ni sus entornos. Me parece responsable el poder contribuir a ello a pesar de que las consecuencias vayan a ser importantes. Consecuencias que no cabe la menor duda que el mundo de la Logopedia solventará gracias al creatividad innata que nos caracteriza.
Espero que os haya resultado interesante mis reflexiones. Tal vez en unos años nos acordemos de todas estas experiencias y de cómo cambió todo.
Un abrazo enorme compañeras….