Buen apetito
Desde bien pequeño diversas frases han ido acompañando a comidas, cenas y reuniones en las que he participado.
No es raro escuchar “Buen apetito” cuando nos reunimos alrededor de la comida.
Es curioso como los alimentos modifican nuestro lenguaje y como nuestro cerebro genera material verbal relacionado exclusivamente con momentos de alimentación.
Dependiendo de la cultura, además, observaremos variaciones en el manejo de ese lenguaje y el uso de uno u otro léxico. Por ejemplo, “Buen apetito” es una frase que, dependiendo de donde estemos, puede decirse al inicio de una comida o cuando los comensales ya han acabado.
Me da la impresión que un mismo mensaje persigue distintos fines como puede ser desear un disfrute de los alimentos (paladearlos y saborearlos) si la frase se dice al inicio o desear un agradable proceso digestivo de los alimentos que uno ha tomado si decidimos decir la frase al final de la comida.
De un modo u otro, lo que está claro es que cuando comemos no damos importancia solo al hecho de masticar, sino que influyen infinidad de factores que nos van a reportar sensaciones agradables. Si tomamos la máxima de que comer es un placer creo que todos tenemos claro que detrás de los alimentos recibimos olores, sabores, sensaciones corporales de todo tipo,… Aspectos todos ellos que harán que conversemos más o que nos movamos en la vida de una forma u otra. El acto de comer influye en nuestra vida, en nuestras acciones, en nuestra cultura….
¿Podemos, por tanto, remitirnos al trastorno de la Disfagia como una afectación puramente consistente en alteración de fases del proceso de preparación y deglución d eun bolo alimenticio?.
Ni mucho menos.
Debemos comenzar a ver y entender la disfagia como un paradigma que conlleva afectaciones de tipo económico, social y psicológico a todos los niveles. Nuestras intervenciones en disfagia deben ir encaminadas a ofrecer respuestas a diversas necesidad que no siempre van a estar relacionadas con un proceso mecánico de preparación y adecuación del alimento. El entorno, la sociedad la preparación de una mesa pueden ser aspectos cruciales en el abordaje de la disfagia.
¿Cuánto hace que una persona que padece disfagia no recibe como aliento la frase “buen apetito” cuando recibe su alimento modificado?.
Debemos empezar a buscar la manera de normalizar la texturización y modificación del alimento. Tenemos que buscar la manera de hacer participar en la mesa a la persona que padece disfagia.
Hay que ayudar a buscar la recuperación de ese nivel de socialización que ofrece sentarte en la mesa con tus iguales y disfrutar del momento. No creo que se esté avanzando en temas relacionados con la presentación del alimento tan solo para generar entornos ficticios o de laboratorio.
El fin de todo ello tiene que ser lograr recuperar un sitio en la mesa, participar de nuevo en la vida y que frases como “buen apetito” o “que aproveche” vuelva a tener sentido.